Se llama así a la postura filosófica que mantiene a la razón humana como el único conocimiento válido; no acepta, en cambio, el conocimiento sensible, el adquirido por la experiencia, como científicamente válido.
Los defensores del racionalismo en aquel entonces fueron, principalmente, Descartes, Spinoza y Leibniz. Descartes se planteó el problema del conocimiento en la filosofía, tomando como modelo las matemáticas, que tan buenos resultados habían aportado a las otras ciencias.
Considerando que la matemática es la ciencia que presenta un método seguro y riguroso al conocimiento, Descartes intentó plantear cuál sería el método propio de la filosofía para alcanzar también un conocimiento seguro, o como él mismo decía “verdades claras y distintas”. Para ello, comenzó por lo que se ha llamado duda metódica cartesiana, que es poner en duda todos los conocimientos adquiridos para llegar a saber si verdaderamente es posible obtener algún conocimiento cierto:
Yo me persuadí de que no había nada en el mundo, que no había ningún cielo, ninguna tierra, ningunos espíritus ni ningún cuerpo. ¿No me persuadí también de que yo no existía? No, puesto que yo existía, sin duda, si yo estaba persuadido, o simplemente si yo había pensado alguna cosa [...]. De forma que después de haber pensado bien, y haber examinado cuidadosamente todas las cosas es necesario concluir y tener por constante esta proposición: yo pienso, luego existo, es necesariamente verdadera tantas veces como yo la pronuncie o yo la conciba en mi espíritu.
Por este procedimiento Descartes pretendió arbitrar un método para la filosofía similar al matemático, por el cual, a partir de axiomas, o verdades evidentes, se fueran deduciendo los demás conocimientos, que eran menos evidentes. Spinoza, por su parte, intentó esto mismo con la ética, y escribió precisamente una Etica more geométrico demonstrata.
Los defensores del racionalismo en aquel entonces fueron, principalmente, Descartes, Spinoza y Leibniz. Descartes se planteó el problema del conocimiento en la filosofía, tomando como modelo las matemáticas, que tan buenos resultados habían aportado a las otras ciencias.
Considerando que la matemática es la ciencia que presenta un método seguro y riguroso al conocimiento, Descartes intentó plantear cuál sería el método propio de la filosofía para alcanzar también un conocimiento seguro, o como él mismo decía “verdades claras y distintas”. Para ello, comenzó por lo que se ha llamado duda metódica cartesiana, que es poner en duda todos los conocimientos adquiridos para llegar a saber si verdaderamente es posible obtener algún conocimiento cierto:
Yo me persuadí de que no había nada en el mundo, que no había ningún cielo, ninguna tierra, ningunos espíritus ni ningún cuerpo. ¿No me persuadí también de que yo no existía? No, puesto que yo existía, sin duda, si yo estaba persuadido, o simplemente si yo había pensado alguna cosa [...]. De forma que después de haber pensado bien, y haber examinado cuidadosamente todas las cosas es necesario concluir y tener por constante esta proposición: yo pienso, luego existo, es necesariamente verdadera tantas veces como yo la pronuncie o yo la conciba en mi espíritu.
Por este procedimiento Descartes pretendió arbitrar un método para la filosofía similar al matemático, por el cual, a partir de axiomas, o verdades evidentes, se fueran deduciendo los demás conocimientos, que eran menos evidentes. Spinoza, por su parte, intentó esto mismo con la ética, y escribió precisamente una Etica more geométrico demonstrata.
No hay comentarios:
Publicar un comentario